Pasé un rato increíble en la granja B, donde aprendí mucho sobre el fascinante mundo de las abejas. El anfitrión fue muy amable y conocedor, y me proporcionó un traje de abeja y todo el equipo necesario. Pude ver las colmenas de cerca, observar los diferentes tipos de abejas e incluso probar un poco de miel fresca. Fue una experiencia única e inolvidable que recomendaría a cualquier persona que ame la naturaleza y los animales.